Empecemos por entender qué es un pigmento y en qué se diferencia de una sombra de ojos corriente. La principal diferencia es que el pigmento es color puro, mientras que las sombras son más procesadas, aditivos como el talco o la mica son añadidas al pigmento para hacer las sombras compactas. El pigmento tiene una mayor intensidad y duración, además de poder utilizarse para diferentes usos al presentarse de forma suelta.
Lo más interesante de los pigmentos son las múltiples posibilidades de uso que ofrecen.
USOS
Labios: Mezclando el pigmento con bálsamo o gloss podemos personalizar nuestros propios tonos. Incluso podemos mezclar ambos pigmentos para conseguir un color único.

Sombra de ojos: El uso más común, dependiendo del acabado y la textura podemos conseguir desde una capa suave a un color súper opaco e intenso.

Esmalte: Mezclando una pequeña cantidad con un esmalte transparente. Los glitters también pueden usarse de este modo.

Delineador: Mezclados con agua o con mixing medium y con ayuda de una brocha para delinear, los pigmentos ofrecen un color muy  intenso para delinear y además duran muchísimo.

Máscara: Este uso es más común en maquillajes artísticos, pero podemos mezclar los pigmentos con una máscara de pestañas y conseguir desde un tono distinto hasta acentos de color en las puntas.

Colorete: Cualquier tono que nos guste como colorete, puede usarse como tal. Los mates quedan especialmente bien, y duran una barbaridad puestos. Puede usarse solo o mezclado con otros coloretes.

Bronzer: Del mismo modo que el colorete, cualquier tono bronceado nos puede servir como bronzer.

Iluminador: Los tonos beige y crema quedan preciosos como iluminador. 




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